El Centro de Visitantes, un edificio que ha dedicado toda su vida, llena de cambios, al servicio público

El Centro de Visitantes es, desde el 2011, la puerta de entrada per conocer una poco más la história, el patrimonio, los paisajes y los servicios que ofrece la Garriga. Pero el edificio que téneis delante vuestro siempre ha dado un servicio público: a veces, poco destacable –como almacén o como depósito de los vehículos retirados por la grúa-; otras veces, funcional –durante años se limpiaron las tripas de los animales sacrificados en el matadero, que ocupaba la plaza que téneis al otro lado de la carretera-...

Pero si preguntáis por el puebli por este edificio, lo más probable es que os hablen de los lavaderos: esta función inicial de la construcción y por la cual ser la conoce. I es que la construcción de los lavaderos municipales fue una fita muy importante, sobretodo para las mujeres-que en esos momentos eran las encargadas de lavar la ropa-. Hasta entonces, quien no tenía lavadero en casa, tenía que aprovechar el río: las incomodidades, el agua helada...qué manos tenían esas mujeres!

Fue el primer ayuntamiento de la II República, entre los años 1931 y 1932, quién decidió construir unos lavaderos municipales que facilitarían la vida a tantas y tantas mujeres. Porqué no sólo dispondrían de un lugar preparado para lavar ropa sino que además lo harían con agua caliente llevada expresamente del Pou Calent, en la Calle dels Banys.

Fue una de las obras más destacadas del ayuntamiento comandado por el alcalde republicano Lluís Viñas y Galbany, quien governó en la Garriga entre los años 1931 y 1934. Su vocación de servicio público y los enfrentamientos con la Iglésia defendiendo el interés general contrastan con la obra de su sobrino, Joan Reig, uno de los primeros alcaldes franquistas del pueblo i comandante de Falange durante los años 40.

Pero, además, en los años 30, la Garriga tenía la suerte de contar con un arquitecto municipal de primer nivel: Manuel J. Raspall. Fue él el encargado de diseñar el edificio, i lo hizo según el estilo del momento: el Arte Déco. Es una de sus pocas obras en este estilo: fijaros en las formas y dibujos geométricos de los totxos de las paredes o del hierro de las puertas, por ejemplo. Del interior de los lavaderos no queda nada-alguna persona nos ha explicado que aún los había utilizado, estaban situados en medio del edificio-. Sólo queda el presupuesto, firmado por Raspall, que podéis ver aquí al lado. El 5 de marzo de 1932, cuando se signó el presupuesto, sólo faltava esto, la construcción de los elementos interiores y la canalización del agua termal. 

Ahora, dentro de los lavaderos, ya no encontraréis ningún espacio para lavar ropa, pero sí que econtraréis un edificio público bonito y renovado que os acojerá con ideas y propuestas para salir a descubrir la Garriga y su entorno, el Centro de Visitantes Lluís Viñas y Galbany.